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domingo, 5 de junio de 2011

Capítulo 32

Te dejó ir para correr tras bambalinas cuando las luces se apagaron.

Tras bambalinas, Music Arena:

-¡Estuvo grandioso! — gritó entre risas de alegría el pelinegro.

-Lo más genial, excepto por Georg. — dijo el guitarrista fulminando con la mirada, pero luego soltó una carcajada y apoyo su mano derecha por sobre el hombro de este. — ¿A qué saliste?

-A comer. — Respondió desinteresado el castaño bebiendo un sorbo de uno de los vasos con limonada fresca

-Oye pequeña. — Miraste a Bill mientras él acariciaba tu cabello enroscándolo en sus dedos con la mirada perdida. — ¿Por qué no llamas a las chicas que vengan un rato?, luego llegarán algunas fans que ganaron concursos y sería mejor que nos acompañaran antes de ir al hotel.

-Claro, las llamaré. — Aseguraste marcando al celular de Devon.

_Conexión telefónica_

-Holi (Tu apodo) ¿Estás con Bill?

-Hola, estoy bien, — fingiste escuchar las preguntas que debió haber hecho — sí, también creo que el concierto estuvo genial, ¿Bill? Amh, está acá, ¿por qué?

-Já, ¿Cómo estás? — Se escuchaba algo abochornada.

-Eso no importa.

-Pero me acabas de decir que…

-Ahora deben venir tras bambalinas, hablamos con los de seguridad y tienen acceso, apúrense antes que lleguen otras chicas.

-¿Quiénes? ¿Cuáles otras?

-Sólo vengan.

_Fin de la conexión telefónica_

30 minutos después.

-Es acá. — dijo una morena emocionada cuando entraba por el espacio de dos grandes puertas abiertas de par en par. — No puedo creerlo. — Agregó casi inaudible con ambas manos sobre sus marcados labios, y se abstuvo de brincar de la emoción — ¡Es Georg!

-Hola. — Sonrió amigable el bajista que la oyó a su espalda.

-Y este de acá es Bill. — Lloraba una rubia de melena. — Te amo, te amo. — repetía una y otra vez descontrolada, mientras Bill sonreía falsamente aguantando la cara de extrañeza que cualquier persona expresaría al ver frente a él una paranoica.

-Eres una histérica Linda. — regañaron a la de melena, una rubia con el cabello largo, notoriamente teñido y alisado, tacos muy altos y una mini-mini falda. Con vista de águila buscó a quien sería su presa del día y se acercó provocativa. — Hola Tom. — Saludo al de trenzas con un tono sensual abierto.

-Hola guapa. — le respondió seductor, con esa sonrisa pícara que lo define, posicionó una mano en su cintura y le plantó un beso en la mejilla. Esta se acercó dando con su oído.

-¿Estás muy cansado? — le susurró alejándose quedando frente a él, este no tardo en notar el juego y tomo los dados.

-¿Cómo para qué? — alzó una ceja mientras jugaba con su piercing.

-Oh, no lo sé. — Comentó con la mirada en el piso mientras con la yema de los dedos acariciaba el hombro de Tom por debajo de la polera. — Podemos pasear por el hotel un rato. Ya sabes. — Le guiñó el ojo con una sonrisa que haría estremecer a cualquier hombre hétero. Tú, que habías visto la escenita de lejos, reíste por la facilidad de algunas chicas.

-Starfuckers… — suspiraste recostándote a los largo sobre un sofá, la cabeza y las piernas sobre ambos extremos, miraste por la ventana cerrada, sólo se divisaban edificios, carteles, luces; El horizonte oculto entre el cemento, y podías admirar una menos importante parte del cielo. Miraste hacia el techo, y sentiste unos ojos clavados sobre ti, de lado observaste a tu alrededor, un chico de quizás 20 años estaba sentado, lucía sencillo, parco, y en su mirada fácilmente encontrabas tristeza. Una sonrisa se esbozó en su cara, notó que lo veías, se acercó a una distancia social y dejó ver una expresión pensativa y gustosa.

-¿Qué se siente ser novia de Billy? — interrogó con cierta ilusión en sus ojos, pero no respondiste, seguías buscando las palabras que alcanzaran a ese sentimiento, el comprendió y aguardó, de pronto unos labios familiares se posaron sobre los tuyos, con el torso por sobre el respaldo del sillón, te envolvió en sus finos brazo para luego separarse y continuar con su camino.

-Así se siente. — Respondiste sonriente mientras veías la espalda del vocal alejarse, el chico se veía alegre, era contagioso, la forma en que sus ojos se achinaban cuando reía, su nariz quedaba arrugada en el puente y tan sólo una margarita florecía en su moflete izquierdo mientras inclinaba la cabeza hacia atrás. — ¿Cómo te llamas?

-Erick, ¿Y tú? Tienes un aire a Megan Fox. — Con una mano simulaste frenar la risa en tu garganta, haciendo un gracioso sonido nasal, pero estallaste en carcajadas junto con tu nuevo amigo. — No bromeo. — Afirmó serio, luego cambió su mirada y continuaron riendo.

Conversaron alrededor de 20 minutos, rieron, gritaron, pelearon, poco más y ambos terminan sin dientes. Pero básicamente fue el tiempo que demoraron las chicas en llegar.

-¿Cuánto más pensaban tardar? — le gritaste a Fran cuando la viste a lo lejos traspasando las dos puertas semis-metálicas. Entró sin entender mucho, seguramente la castaña creyó que habrían muchas más personas, pero sólo estaban los chicos -exceptuando a Tom que se fue con la chica de cabellera larga y maltratada- tú y Erick, al cual deberían haber sacado de no ser porque se lo pediste a Bill, y claro, porque era Gay. Francesca se acercó saludando a todos, se sentó sobre tu regazo y se estiró -aun sobre ti- en el sillón

-Lo siento, pasé a tomar un cafecito y comer un trozo de torta con galletas en el camino. — sonrió burlona y te abrazó entre risas. — Era de chocolate, luego me acordé de que existes y vinimos.

-¿Vinimos? ¿Suena a manada? Pero no veo a las chicas. — Buscabas extrañada e intentabas ver el pasillo.

-Vienen en camino, se demoraron mucho con el café, ya sabes como son. — Giró los ojos y se percató de que Erick estaba mirándola extrañado, sin darle importancia exclamó ‘Uh, nueces, yumi’ Y sacó un puñado, luego de comer más de la mitad del plato con nueces levantó la mirada y con la boca llena dijo: Lo siento, ¿También querías nueces?

-¿Es tu mejor amiga? — Señaló Erick con una mueca de asco cuando Fran masticaba y restos de nueces caían por su barbilla, sonreíste y miraste a Fran, le alejaste el plato, el rubio aun estaba viéndola como un bicho raro, reíste y la miraste nuevamente, seguía como un bebé sobre tus piernas comiendo frutos secos, ahora de muchos platos distintos.

-Sí, junto con…

-¡Hola! — Un sonoro saludo a coro se escuchó alegre en la puerta y todos dirigieron sus miradas, entraron situándose a tu alrededor, Bill, Georg y Gustav se acercaron al círculo.

-¡Amor! — Gritó Georg con su corazón saliéndose de su pecho, y se lanzó contra Fran, por tanto quedaste atrapada, alguien te abrazó por la espalda y baboseo tu mejilla con un ruidoso y mojado beso.

-¡Pancho! — Lo abrazaste cariñosa mientras Bill presionaba su lata de gaseosa cuando fingía escuchar al batería, repitiendo reiteradas veces en su mente: ‘Sólo son amigos, sólo amigos, ¡hijo de…! sólo amigos’. Cuando se auto-calmaba una chica de cabello oscuro liso pero voluminoso lo veía embobada e incrédula, el vocal no le dio importancia y continuó su discusión con Gustav, entonces escuchó un grito estruendoso, y al darse la vuelta vio a la chica tirada inconsciente en el piso flotante, se corrió unos pasos algo asustado. Te diste la vuelta y viste la cara de asombro de Bill. — ¿Qué paso?

-Así no más, pum. — Exclamó alzando los brazos, luego los pegó a su torso. — Y cayó.

Tú continuabas conversando con Pancho y Erick, y al otro lado del salón se encontraban los llamados ‘gemelos Listing’

-¡Hermano! — Gritó Nicole abrazándolo, luego levantó la cabeza y la ladeo un poco, frunció el ceño. — ¿A qué corriste en el espectáculo?

-A comer. — Se apresuró a decir, pero Nicole entre tos fingida dijo ‘a cagar’. — No es cierto.

-Sí lo es — La castaña se lo restregaba en la cara mientras Camila los miraba divertida, Georg sólo frunció el ceño cabreado cuando maldecía por lo bajo.

-Así que a eso fuiste. — sonrió burlón el vocalista, caminó despacio hasta la mesa con bocadillos, tomó otra lata de coca-cola, y tranquilamente quitó el ‘sello’, un típico sonido de gas hacía sudar a Georg, ya sabía que se venía. — ¡Georg fue a cagar en medio del concierto! — Gritó Bill levantando ambos brazos, y una carcajada a coro terminó de abochornar al bajista. — A todos nos ha pasado. — Lo calmó en un susurró, luego mientras Georg lo miraba esperanzado cambió su expresión a duda, sonrió. — No es así, mentía, sólo a ti. — Y siguió riendo con la lata en la mano.

-Ya me las pagará. — Amenazó el castaño al aire y al darse media vuelta se echó en los brazos de Francesca.

Otro fuerte gritó, todos voltearon donde la chica que se no logró levantarse del piso cuando volvió a caer.

-¿Estará así todo el puto rato? — interrogo Bill cabreado. — Terminaré sordo. — Musitó para luego dar otro sorbo de su bebida y acercarse a ti, se agacho entre el rubio (Pancho) y tú. — ¿Se divierten? — Preguntó con su mejor sonrisa, claro, la mejor que pudo poner en ese momento.

-Bastante… Pancho, no era oficial, así que. — Te aclaraste la garganta, te paraste acomodando bien tu ropa, palmoteaste tus pantalones para quitarle alguna pelusa traviesa que hubiera quedado, y señalaste a Pancho diciendo: — Pancho, él es Bill — Apuntaste al pelinegro, ambos te miraban extrañados, pero sin decir palabra. — Bill, el es mi mejor amigo Pancho.

-Tengo una duda, ¿por qué la… cosa…? ya sabes. — Dijo Pancho sin saber la palabra ‘presentación’. — Oh. — Exclamó entendiendo con aires de superioridad. — Con que tú muchacho, eres William. — Bill cambió la cara deseando que alguien llegara y le explicara con manzanitas que se traían su novia y el chico rubio.

-Sí… ¿por qué… me… miras así? — Respondió al fin serio observando a Pancho, este caminaba alrededor del vocal, con un brazo y mano tras la espalda y con la mano sobrante simulando acariciar un bigote imaginario.

-Sí. — Fue su única respuesta, se sentó e introdujo la mano en un plato. — Mierda, estoy seguro de que cuando llegue ahí habían unas nueces. — maldijo con ambos brazos cruzados.

-Oh lo siento. — Dijo Francesca comiendo donas, con toda la comisura del labio manchada de migas y jalea.

-Pancho — Llamaste su atención emocionada. — ¿En serio?

-Sí. — Respondió seguro, Bill aun tenía el ceño fruncido y los labios entreabiertos. Te lanzaste a los brazos del pelinegro y lo besaste de gusto. Cuando rompieron el beso la cara de Bill expresaba aun más confusión, pidiendo una respuesta lógica.

-Te aprobó como un padre lo haría. — Dijiste soltando al vocal y abrazando al rubio. Quedando un silencio y todos voltearon a ver el abrazo.

-Estaba delirando, creí ver a Bill Kaulitz y a Gustav… y… — Miró a su alrededor Jasmín. Entonces vio a los chicos y a las demás, vocifero un ‘mierda’ y cayó desmayada por tercera vez. Pancho la miraba estático, creyendo que había muerto de un paro cardiaco.

-¿Hará eso hasta que despierte y no nos vea? — preguntó algo alterado e incrédulo el pelinegro, moviéndola con la punta de sus negras botas de marca.

-Es la primera vez que te ve. — Dijo Luciana, a quien miraste molesta ya que tú no la invitaste, lo más probable era que Federica le hubiese dicho. Bill se rió y levantó la mirada, viendo a Luciana, casi pega un brinco del susto, todos reían hasta que Bill se detuvo, en la entrada estaba Devon apoyada en la marquesa de la puerta, con la vista inmóvil en él, este tragó grueso y continuó riendo, forzado.

Mientras esperaban a que Jasmín despertara, continuaron conversando, Fede con Gustav, Georg, Fran y Nicole en otra esquina, Bill, Pancho y tú en los sillones y Luciana se paró al lado de Fede, quien la sacó al instante para quedar a solas con el apuesto baterista. Devon seguía en la puerta, hasta que camino y se sentó al lado de Jasmín en posición India.

-Ok muchachos, salgan por la puerta que da al estacionamiento y suban a la van. — Ordenó David, quien al terminar cerró de un portazo y continuó caminando.

-¿Qué hacemos con la Bella Durmiente?

-Cargarla a la van, no podemos dejarla tirada.

-¿O sí? — Preguntó Federica retóricamente, mientras Gustav reía.

-No. — Dijo tímida la rubia (Devon) — Yo ayudo a cargarla. — Dijo tomando a la mujer inconsciente de un pie y arrastrándola por el piso, dejándola llena de trozos de comida chatarra.

-Bill — Dijo entre balbuceos la desmayada. — ¿eres tú, bebé?

-No, tu mamá. — Dijo Devon enojada, tirándola por el pasillo, el vocal se acercó y esta lo reconoció al instante.

-¿Puedo… tocar… tu pelo?

-No. — Respondió Bill aun asustado, Jasmín hizo una mueca de desilusión y se dejó ser cargada hasta la salida, tarea nada sencilla ya que Jasmín no tenía exactamente una cinturita de modelo -tampoco era una cerda-.



Lo siento, pero estuve llena de pruebas, esta semana ya tengo 3, pero son las últimas que quedaron. Espero que les haya gustado ^^

martes, 24 de mayo de 2011

Capítulo 31

Él pensando tierno en tu imagen descansando sobre su pecho abrazada y tú pensando en que al día siguiente verías a Bill…

Sin saber que ponerte, decidiste llamar a Devon para que te ayudara, aun que de todas maneras no fue de mucha ayuda ya que eran mejores amigas pero no tenían los mismos gustos.

-Mira, esta polera que te traje es muy chuchi, es rosada y con tiritas y flores. — sonrió sosteniendo la polera estirada para que la vieras, respondiste con un gesto de nauseas y seguiste rebuscando entre tu ropa. — hay bueno, si quieres algo más putilino puedes usar esto. — agregó sacando de su bolso un peto rojo con un gran cirulo en la espalda.

-¡Devon! Eso es muy…

-Ya, ya. Pensaremos en algo, por mientras ve a ducharte. — rió guardando todas las prendas que estaban desparramadas por la habitación.

Entraste al baño con una toalla y abriste la canilla del agua; mientras te enjuagabas en cabello escuchaste un grito, y estuviste atenta para seguir oyendo.

-¡Mujer! No me habías mostrado esta blusa, si te presto el peto y la llevas abierta ¡se verá genial! — gritó golpeando la puerta para que te apresuraras, y eso hiciste, al salir viste la blusa: sencilla, con un aire coqueto, y ese peto… sólo te faltaba vestirte abajo. — podrías usar estas calzas y estos shorts ¿te gustan los shorts? — preguntó la rubia mientras cepillabas tu cabello aun húmedo.

-Me encantan — respondiste mientras imaginabas la cara que pondría Bill al verte así. Al terminar con tu pelo, te vestiste y maquillaste mientras Devon se alistaba al igual que tu para el concierto. — ¿Y cuáles zapatos?

-¿Todo debo escogerlo yo? — preguntó retóricamente mirando cada zapato.

-Sólo escoge. — reíste, ella te puso en las manos unos zapatos negros con taco aguja, cuando viste que era en serio abriste los ojos como plato y aceptaste nerviosa.

Cuando estaban conversando en el living tocaron a la puerta, te levantaste a abrir, el sonido de tus tacones retumbaba en el silencio de tu hogar, giraste la perilla y tras la puerta estaba francisco con una sudadera blanca, encima una camisa a cuadros negra con azul, jeans grandes y tenis Blancos, además de un collar tipo cadena gruesa de plata y un gorro de lana procesada negro. Luego de mirarte baboso unos segundos se sacudió el cabello y entró saludando a Devon, esta lo miró de pies a cabeza ya que no lo había visto anteriormente, conversaron un rato para conocerse, luego francisco se levantó para ir al baño, ya que tu casa era como la suya y Devon y tú se quedaron solas en el salón.

-Jamás me dijiste que tenías un amigo tan guapo. — soltó emocionada en el incomodo silencio. — Y ese acento español — pero luego su expresión cambio a desilusión. — también me di cuenta que le gustas…

-Es el problema, cuando pequeña me gustaba, pero ahora no, jamás quisimos que pasara más que un solo beso, para que no se perdiera la amistad, y luego… con el tiempo… lo olvidé. — suspiraste dolida, apoyando una mano en tu mejilla.

-¿Tu primer amor? — dijo burlona.

-De hecho sí. — Sonreíste.

-Volví. — escuchaste del pasillo. — Creo que se les olvidó ordenar el baño luego de arreglarse porque encontré el sostén de alguien. — dijo viéndote mientras mostraba un sostén naranja con blanco. — a quien estoy mirando.

-Devuélvelo. — reíste intentando quitárselo, pero no lo lograste.

-Vamos, un poco más alto. — Ordenó molestoso mientras lo ponía cada vez más arriba.

-No seas así. — te sentaste en el sofá junto a Devon, fingiendo enojo, entonces se acercó con la misma cara que utiliza cuando te pide disculpas y te abrazó poniendo tu brasier en tu cabeza.

-¿Me perdonas…?

-¡Ay! Que tierno. — exclamó la rubia ocultando su boca con ambas manos.

-Mmm… lo pensaré. — le respondiste seria, pero luego sueltas la carcajada y le devuelves el abrazo. — Claro que sí.

-Perfecto. — sonrió. — Ahora, debemos irnos lo antes posible al concierto, porque no vimos la hora, y se nos está haciendo tarde. — se levantó agarrándote, y llamó a Devon, subieron a su auto y condujo rumbo al lugar del concierto. Estacionó y bajaron a buscar a las demás, luego de juntarse entraron y pasaron a esperar dentro del recinto.

-¿Y Fran? — Preguntó Luciana mirando a su alrededor, pero luego clavó la vista en el rubio y no se preocupó más de la castaña.

-Por ahí andará. — respondió jazmín viendo las luces tras los telones.

Music Arena, una hora y algunos minutos antes del concierto.

-¡…sobre el pastel! — terminó de contar la historia Tom mientras todos reían excepto Georg. — Hey, Georg, sé que eres más lento y por eso no ríes, ¿quieres que te lo explique con manzanitas? — Pero Georg no le hizo caso, sólo miraba hacia todas direcciones — Estás como… esperando ansioso.

-Tal vez a que se desocupe el baño… mira no más como tiene de cruzadas las piernas. — bromeó Gustav.

-Uh, Georg, no queremos accidentes cerca del escenario, tendremos que tocar un buen rato ahí y no va en el show desmayarnos… ¿Georg? — se preguntó el de trenzas al notar que todos reían y el bajista no estaba, lo buscó fugaz con la mirada y al no encontrarlo fue a tomar un refresco con Bill.

-¡Fran! — vociferó corriendo el castaño, con ambos brazos abiertos para recibirla.

-Georgi. — respondió feliz Francesca al ver a su ‘no novio’ otra vez, conversaron largo rato, y salieron por la puerta de servicio para algo más de tranquilidad. — Me alegra tanto verte otra vez, este fue el mes más largo de mi vida. — contó triste tu amiga abrazando a Georg.

-Pero ahora estamos juntos otra vez, y estaremos unos días acá luego del recital.

-Te amo. — dijo acercándolo más hasta besarlo.

El celular de Georg sonó, debían estar en el escenario, ya que en menos de media hora empezaría el concierto y si demoraban, algunas de las fans, extremistas, podrían hasta atacar a los guardias. Se despidieron y Fran volvió con el grupo, conversaron hasta que la música comenzó a sonar aun con el telón caído, y los gritos de todas las seguidoras rugía ensordecedor, 9.00 en punto y las cortinas se levantaron, dejando ver a Gustav, Tom y Georg tocando sus instrumentos, en el suelo había mucho humo, y entre este se vio el cabello de Bill aparecer; venía con las gafas sobre una moto, al cantar se las sacó tirándolas para deslizarlas por el escenario, un grito se escuchó más de lo normal cuando se levantó del vehículo, y tú, al final de la zona intermedia lo veías lejano, moviéndose de un lado a otro, caminando hacia Tom, luego hacia Georg, cantó un alto, silencio… suspenso, clímax, y la euforia de cada fanática ahí adentro.

A mitad del concierto, escenario del Music Arena:

-Ay no… No… No, mierda. — susurró el bajista.

-¿Qué tienes ahora? — le preguntó en el mismo tono el de trenzas.

-Es que… mierda… no aguanto un segundo más.

-¿A qué te refieres? ¿Estás cansado?, recién tocamos una hora…

-No es eso, No puedo, ¡cargo con la responsabilidad! — sentenció soltando el bajo y corriendo fuera del escenario, la música paró, y todos, con la boca abierta, veían la sombra del castaño esfumarse entre la oscuridad.

-Que poco profesional, yo aguanto más tiempo sin follar. — Agregó el guitarrista, entonces Bill reaccionó y continuó cantando y Tom le siguió.

-Será… — habló para si mismo el batería cuando comenzaba a mover las baquetas otra vez.

Al mismo tiempo, Final de la cancha media, Music Arena.

-¿Qué pasó? — preguntó asustada Fran cuando Georg desapareció.

-Ni idea, pero de que Tom le pegará, Tom lo dejará inconsciente por arruinar el show. — Reíste.

-¡Que mala! — Exclamó el rubio riendo contigo. — ¿Qué mierda? — Dio un salto sorprendido y mira atrás suyo.

-¿Qué pasa? — preguntaste mirando atrás también.

-Me agarraron el culo… Me siento impuro.

-ÉL impuro… — repetiste irónica. — Luego de todos los actos impuros, cuando te agarran el culo por milésima… — Te calló con la mano en tu boca.

-Shhh… — susurró — Nadie debe saber eso.

‘Que poco profesional, yo aguanto más tiempo sin follar’

Una risa general se escuchó y luego Bill siguió cantando…

A mitad del concierto, escenario del Music Arena:

-Volví. — Avisó Georg tomando el bajo e incorporándose a tocar en el coro.

-¡Idiota! — Le gritó Tom mientras el resto del grupo lo fulminaba con la mirada.

De pronto, como estabas al final, Bill te ve a la distancia y al finalizar la canción te manda un beso, las fans se alborotaron y gritaban como verdaderas maniaticas. Entonces el vocal decidió dar un discurso antes de comenzar la última canción… Forever now.

-Ahora es tiempo de decir gracias a ustedes chicos. — Dijo cansado. — Muchas gracias por haber venido a vernos, realmente gracias, ustedes chicos… son excelentes, maravillosos, no sabemos qué haríamos sin ustedes, estoy muy feliz, esperaba con ansias venir a (Tu país), y poder darles un gran show, espero que les haya gustado, aun tal vez esa meta no se haya cumplido por Georg. — Sonrió — pero… de todas formas hemos intentado dar lo mejor de todos nosotros, y queremos que les haya gustado… Además me gustaría que la chica sin polera negra se acercara. — Las fanáticas se miraban entre ellas sin comprender de quien hablaba. — La chica al final del sector medio, con la polera corta roja. — Sonrió embobado mordiendo su labio inferior, reíste y avanzaste entre las miradas llenas de envidia de las demás, tus amigas te miraban y el camino se abría de a poco. Llegaste al pie del escenario, entonces Bill te tendió la mano para que subieras, te abrazó disimulando su relación y sin soltarte les guiñó el ojo al resto de la banda, Tom, Gustav y Georg empezaron a tocar, Bill te sonrió tiernamente y susurró en tu oído ‘para ti…’ y comenzó a cantar, al principio te dio miedo la reacción de las seguidoras, pero a medida que el cantaba te tranquilizaste, el seguía y tu disfrutabas al ver a las fanáticas alzar los brazos al ritmo de la canción, entonces salió el confite de papeles rojos y negros, se veían hermosos recorriendo toda la arena. La canción terminó y Bill te abrazó de la cintura, te dejó ir para correr tras bambalinas cuando las luces se apagaron.

viernes, 20 de mayo de 2011

Capítulo 30

Sentiste vibrar tu trasero y luego la música… pero no volvió a sonar hasta el día siguiente, cuando abrías un sobre recién sacado del buzón, entonces metiste la mano en su bolsillo y sacaste el celular, contestaste y lo llevaste a tu oído.

-¿Por qué lo hiciste? ¿Sólo quiero saber si engañas a Bill?

-¿Qué? ¿Quién es? ¿Y de qué Bill me hablas? — dijiste extrañada fingiendo ignorar tu relación con el famoso ya que podría traerte problemas.

-Ay, ¿Lo olvidaste a caso? soy Georg, ¿no me reconoces?

-Tu voz se escucha distinta.

-Me duele un poco la garganta, oye, ¡respóndeme! — Ordenó alterado y alejaste el parlante de tu oreja.

-No tan fuerte.

-Ok, ahora dime... ¿Engañas a Bill?

-¿Hablamos del mismo Bill?, el amor de mi vida. — preguntaste incrédula ante la acusación, jamás engañarías a Bill, claramente Georg estaba confundido.

-Supongo que sí.

-Claro que no.

-Recuerda que ahora también andarás con algunos paparazzis cerca.

-Ya lo sé.

-¿Entonces?

-No pasó nada.

-Los hijos de puta pusieron fotos en el buzón de ti con un tío.

-Quieren más historias… ¿Está Bill ahí?

-Sí, está un poco molesto.

-¿Sólo un poco? — reíste por la mentira.

-Es en serio, no está cabreado. — dijo el bajista muy serio.

-No, haber, espera, no puedo procesarlo todo de una vez. Me dices que mandaron fotos con un supuesto engaño... ¿¡Y Bill no está enojado!?

-Exacto.

-No lo creo.

-¿Lo pongo al teléfono?

-Por favor. — Contestaste emocionada.

-Hola hermosa.

-¿Cómo estás? — interrogaste enternecida.

-Un poco… triste, es todo ¿y tú? — acomodó su voz para hacerla algo más alegre — ¿Cómo estás?

-Muy bien, y un amigo quiere conocerte.

-¿Qué?

-Que un amigo quiere conocerte, ya sabes… — dijiste con tono entre pícaro y burlón. — Es gay y anda en busca de su…

-Ya cállate. — Gritó riendo. — Dile que soy bien hétero, que tengo mis bolas bien puestas, que tengo novia y la amo, punto.

-Es broma, somos amigos de niños y se cree mi papá… — ‘…pedófilo abusador’ pensaste — entonces quiere conocerte para asegurarse de que me cuidarás bien.

-¿Es broma? Dime que es broma.

-Nop.

-Idiota, debe ser todo tarado, con corbatín y esa bola.

-Si… Tal vez, te espero.

-Nos veremos en 4 días — mencionó feliz — 4 días… como te extraño amor.

-Oh, ¡lo olvidé! Debo hacer algo… nos vemos.

-¿Qué cosa?

-Nada, adiós

-Pero te amo — dijo sin entender un poco desesperado pensando que algo había hecho mal.

-Yo también de amo.

-No me dejes, te amo. — cortaste y saliste de tu casa con la entrada de Francesca en la mano, pero al sentir unas frías gotas de lluvia en tu nariz volviste por algo para guardar la entrada y fuiste corriendo hasta donde Fran…

-Estás hecha sopa, ¿por qué no trajiste casaca? — preguntó molesta dejándote entrar y luego cerrando la puerta mientras caminaba tras tuyo.

-Porque soy ruda y ya. — Sonreíste y ella rió lamentando con la cabeza.

-Y ¿qué te trae por estos lugares cuando se larga a llover justamente? — preguntó lentamente mientras se sentaba de piernas muy cruzadas con ambas manos sobre las rodillas y una expresión de nobleza.

-El traerte tu entrada recién encontrada en un sobre en mi buzón — respondiste de igual forma.

-Ah, por supuesto que… — y abrió los ojos como plato dejando el tonito de juego de lado, dio un brinco del sillón casi sobre ti, quedando frente a frente y vociferó muy contenta un: gracias.

-¡Cállate! — se escuchó del segundo piso.

-Tu cállate — respondió mirando su nueva entrada.

-Ah bueno… — se escuchó por último.

Pasaron a la cocina ya que era algo normal de que cada vez que llegabas a la casa de Fran preparaban jugo y le echaban mucho hielo. Al terminarlo brindaron por el futuro mejor concierto de sus vidas y bebieron al seco el contenido de casa jarra, compitiendo por quien acabaría primero, al acabarlo terminaron la competencia chocando los recipientes contra la mesa para imitar a los vikingos. Discutieron largo rato de quien era la ganadora, hasta volaron trozos de hielo sobrantes chocando con la pared, y la piel se les erizó cuando uno sonó contra la ventana haciéndola vibrar. Acto seguido ambas subieron las escaleras dejando un gran desorden en la cocina y agua en todos lados. En la habitación de Fran conversaron y planearon que harían en el concierto.

-Te digo que lo mejor es entrar en helicóptero y salir en yate. — dijo la castaña.

Así continuaron hasta las 1 de la madrugada tomaste un polerón tuyo que estaba en su casa.

-Al fin se va (Tu apodo), paz y tranquilidad, y vidrios completos en esta casa. — se escuchó de la habitación del lado.

-Llamaré a Georg. — avisó emocionada Francesca mientras tú bajabas las escaleras y salías.

-Hola Georgi. — dijo contenta Fran sentada en la ventana de su cuarto con ambas piernas colgando.

-Hola amor. — oyó del otro lado, Fran le contó de las entradas, de la guerra de hielo, y quedaron en juntarse tras bambalinas a escondidas.

-Bueno te dejo, estoy algo ocupado… — contestó Georg.

-¿Ocupado? ¿Qué tanto haces? — rió burlándose.

-A ver… prácticas, conciertos, entrevistas…

-¿Y ahora?

-Duermo… — dijo Georg arrepintiéndose de haberlo dicho. — Y como te dije, cosas muy, muy importantes… adiós.

-Te Amo.

-Igual te amo. — la chica cortó suspirando por sólo pensar en volver a tener frente a ella el rostro de su Georg. En cambio tú te devolviste a dormir hasta el otro día; y entregando personalmente cada invitación.

Casa de Francisco.

-Así que… una entrada para ir a ver a tu novio cantar… ¿Cuándo nos vamos? — sonrió tierno mientras miraba la entrada.

-Pasado mañana es el concierto, así que ve a mi casa y de ahí nos vamos juntos. — Explicaste.

-Perfecto, ahora yo iba a salir. — dijo mirándote con un odio repentino y fulminante.

-¿Así me recibes?

-No, sólo lo digo porque tenía una cita con Alison, y bueno…

-Ve con ella. — reíste levantándote y caminando hacia la puerta, pero el también paró y se interpuso entre la salida y tú.

-Prefiero una cita contigo. — Y en sus blancas mejillas se veía el calor aflorando como manchas rojas.

Estuvieron el día juntos, lo esperaste para que se duchara y vistiera, llamó a Alison para cancelar la cita y ambos salieron de improviso camino a la playa, recorrieron bastante y casi chocan cuando francisco gritó: ¡Quiero abrasarte! Y se lanzó sobre ti descuidando los controles del coche, y con tu corazón a mil casi se van contra un camión de bebidas. Llegaste al lugar con los nervios a estallar y caminaron por un sendero que sólo era transitable cuando la marea estaba baja.

-Deberíamos hacer esto más seguido. — soltó el rubio haciéndote sentir un poco incomoda. Pero luego te fuiste relajando hasta llegar a una relación más fraternal.

-¡Sigue corriendo! — gritaba el chico cargado con su ropa de calle en un brazo, la comida al otro y descalzo por el pequeño sendero que podía verse a través del agua.

-Eso hago. — Respondiste algo asustada ya que no podías ver tus pies entre el agua. — No eran las 7.09 como dijiste.

-Eso ya lo sé, eran las 9.07 — dijo arrepentido, y maldijo enojado cuando una zapatilla se le cayó del brazo cayendo en el mar sin poder volver a encontrarla.

-Ni se te ocurra volver por ella.

-¿Y cómo me iré?

-Usarás mis zapatos. — sonreíste.

-Son pequeños y de mujer. — dijo serio aun corriendo.

-Pero sin taco. — intentaste alegrarlo pero el sólo ya lo había hecho cuando llegaron por fin al otro lado de la playa, con sus cuerpos mojados hasta más arriba de la cadera y tú hasta bajo los pechos, riendo se tiraron a la arena, y rodaron como dos niños pequeños mientras esta se les pegaba a la ropa.

-No podré cambiarme. — Dijo despreocupado el rubio con el pecho aún agitado de tanto perseguirte por toda la costa.

-Tu ropa está empapada. — argumentaste con la respiración entrecortada recogiendo las cosas y vistiéndote con el bañador húmedo y arenoso bajo la ropa en igual condiciones.

-La tuya igual. — Rió intentando que su pie entrara en tus zapatos abiertos. — Tendremos que pasar la noche en un hotel.

-¿Estás loco? No me alcanza ni para una habitación, traje dinero para comer únicamente.

-Tal vez si juntamos nuestro efectivo alcancemos a comprar esta noche sin desayuno. — agregó sacudiendo su pelo.

-Ahí hay un hotel, preguntemos…

Al que fueron pudieron tomar una habitación con una cama matrimonial, sin desayuno, y les lavarían y secarían la ropa para partir temprano. Por lo que cansadísimos cayeron en ropa interior a dormir hasta el otro día, Francisco fue despertado por el gritó de un niño, y los golpes en su puerta.

-Hijo de puta… quiero dormir. — alegó tapando su cabeza con la almohada, y al intentar acomodarse se dio cuenta de tu peso sobre él y sonrió olvidándose de la ira por el mal despertar, se acomodó intentando no despertarte pero sin querer levantaste la cabeza aún con sueño, sonreíste al verlo a tu lado y te sentaste en tu lado de la cama, el se percató y sonrió nuevamente. — ¿Cómo dormiste? — preguntó en un tono tierno y con la voz ronca.

-Muy bien, ¿y tú? — interrogaste desviando la vista al hermoso día que se observaba por el ventanal.

-Mejor que nunca. — oíste cuando se levantaba en sólo bóxers y te ruborizaste por completo al verlo de espaldas restregándose los ojos, luego se estiró y tu seguías viéndolo pero sin taparte la cara o algo así.

-Será mejor que te vistas porque con ese cuerpo… las mucamas no te dejarán entero y no soy buena conductora en una carretera. — le aseguraste mientras te parabas y caminabas hacia el baño.

-Já, yo vi botones y porteros en la entrada y no quiero conducir sólo hasta la ciudad. — se quejó intentando ganar el baño.

-Pero tú eres más peligroso por ser soltero. — lo empujaste con el trasero y entraste cerrando la puerta, el rebotó en la cama y se devolvió a golpear la puerta.

-Las mujeres se demoran más, déjame ir primero. — Rogó pero lo ignoraste y te duchaste rápida y sin complicaciones por la temperatura del agua o algo por el estilo. Saliste en toalla, con el cabello suelto y goteando por tus hombros, dejaste tu ropa interior sucia en el bolso con una mano, mientras con la otra sujetabas firme tu toalla, cuando levantaste la mirada el rubio seguía recostado sobre la cama, mirándote como hipnotizado, frunciste el ceño e intentaste llamar su atención pero no reaccionaba, seguía perdido en tu rostro, entonces te acercaste a moverlo y te dio un susto con el que caíste de culo al piso.

-¿Eres idiota o eres aún más idiota? — le gritaste molesta, él no espero esa reacción, usualmente te habrías reído, pero el golpe te dolió bastante y casi sale la toalla volando. Bajó la mirada y se acercó sumiso hasta tu lado y te abrazó, sin entender mucho a qué iba le respondiste el gesto, luego se separó con el torso mojado y te acarició el rostro.

-Perdón…, no creí que te caerías. — se disculpó con un tono infantil e inocente, sonreíste enternecida y lo abrazaste otra vez.

-No puedes ser más lindo. — le dijiste riendo. — ¿Podrías ser más tiernito al decirlo?

-Creo que no. — respondió de la misma forma sin querer y volviste a ablandarte, él se levantó y te ayudo a parar, entonces tomó una toalla y fue a ducharse, cuando te habías recién puesto ropa interior limpia apareció con el cabello desordenado y chorreando, entonces sacudió travieso la cabeza mojándote otra vez y pasando ambas manos hacia atrás quedó con un peinado sexy, caminó hasta su bolso y sacó ropa interior limpia. Cuando comenzaste a darte cuenta que se vestiría frente a ti…

-Oye, ve al baño. — Reíste apuntando la puerta de este.

-No tengo nada que no le hayas visto a tu púas. — Te mostró la lengua burlón, y sin que pudieras ver algo dejó caer la toalla al suelo y se puso los bóxers, se dio media vuelta y se acercó a ti. — Ta tan. — dijo con un tono de asombro. Sin darle más importancia ambos terminaron de vestirse cuando la mucama pasó con la ropa limpia, la chica le coqueteo un rato a tu amigo y le dejó su número. Ordenaron sus cosas y volvieron a tu ciudad antes del mediodía, esta vez sin casi matarse, te dejó en tu casa y se despidieron, él pensando tierno en tu imagen descansando sobre su pecho abrazada y tú pensando en que al día siguiente verías a Bill…



Uff... a pasado tiempo ¿No? Lo bueno es que desde ahora empezaré a subir tal vez dos veces por semana, espero que les guste el capi ^^ Comenten!