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miércoles, 23 de febrero de 2011

One~shot.

Nenas el one-shot es de twincest, si no lo quieren leer no lo hagan xd Küssen.


-¿Aquí se puede? — interrogué con una maleta en cada extremo y un bolso más pequeño cruzado en la espalda.
-Un poco más allá, aquí no ¿le sirve señor? — dijo el hombre torciendo el bigote.
-Sí, gracias — dije aguantando la risa, aquel capullo no podía ser más feo ¿o sí? Apoyé mi espalda en un asiento, tratando de no enterrarme las cosas que tenía en el bolso… mochila, lo que fuese.

-Gracias por preferirnos, que tenga un buen día — vociferó el hombre bigotudo cuando ya yo estaba a unos metros de la puerta. Aire fresco, al fin en un lugar conocido: Magdeburgo.
Aquí vivía con mi familia hasta que por cosas del trabajo de mi padre, Gordon; Tuve que irme a vivir a Frankfurt. Ahora vine a ver a mis amigos y quería, además, llevarme un recuerdo, ya que nos fuimos de improviso... Y de pronto vi la oportunidad perfecta.

“Tatoos und piercings”

Un tatuaje, algo genial, creativo, para siempre recordar Magdeburgo, no soy muy bueno en esas cosas de imaginación… mmm… algo más simple, un piercing, uno en… el pezón.
Corrí rápidamente a la tienda, cuando una de mis maletas se abrió, frené cabreado y maldije a todo pulmón, sí, la puñetera maleta se abrió a mitad de la autopista concurrida, recogí todo, la cerré, revisé que la otra estuviera bien cerrada y entré al dicho lugar.

-¿Hola? — las luces estaban encendidas, un ventilador funcionando. Una puerta gris al fondo se abrió y apareció una chica gótica… emo… rockera, algo sería. Muy linda, demasiado para mi gusto, jeje.
-Dime — ordenó sentándose en la silla rotatoria siguiente a la mesa con plantillas de tatuajes, subió los pies a la mesa y volvió a mirarme. Un escalofrío subió por mi espalda, sus ojos fijos en mí, delineados, sombreados, no lo sé, me gustaba.
-Quería hacerme un tatuaje, pero como tengo poca imaginación preferí un piercing — dije algo… ¿tímido? Jamás soy tímido, al contrario, jajá, soy muy extrovertido, en especial con las chicas.
-Perfecto, ¿dónde lo quieres? — sonrió alzando una ceja.
-Bien, umh, en el pezón — solté, oí una diminuta risa salir de su boca, la fulminé con la mirada y su expresión cambió a seria.
-Siéntate — señaló una silla algo vieja, pero no empolvada, tomó una aguja, la desinfecto, etc; mientras yo miraba el antiguo asiento.
-¿Ahí? — apunté la cosa a la que le llamaba silla.
-Sí, niño bonito, ahí — me encogí de hombros y puse mi culo en la cosa. Esperé un poco, ella me miraba, yo hacía lo mismo con un poco de coqueteo — ¿qué esperas? — preguntó molesta.
-¿Ah? — ¿ya quería sexo? Bueno, no tengo problema alguno.
-Quieres un piercing en el pezón, quítate la playera entonces — sentí el rojo invadir mis mejillas, no puedo ser tan idiota ¿o sí? Tome la polera de la parte inferior y… no quería sacármela frente a ella, así que preferí que me echara del lugar con unas pocas palabras, y si caía en el juego… entonces tendría que sacarme la ropa igual.
-¿Qué tal si te muestro otra cosa que no es mi esculpido abdomen muñeca? — abrió la boca indignada, supongo, se acercó a mi rostro, sentía su respiración, nuestros labios tan cerca, si la besaba obtendría una paliza y una aguja de perforar en el hoyo, al menos la aguja estaría desinfectada.
-¿Qué tal…? — Preguntó más tranquila, apoyando sus manos sobre mis piernas, con un tono sensual que me derritió — ¿si… frotamos nuestros pitos hasta explotar de placer marica? — a cuadros, así me quedé — ahora quítate la puta playera o te la saco yo — ¿un hombre? No mal interpreten, no lo digo porque fuera ELLA un hombre, si no que, aun sabiéndolo me gustaba, y ahora encima le tenía ganas. De pronto se acercó moviendo las caderas, ¿era a propósito o sólo yo lo notaba? Sujeto mi playera de abajo y la tiró de golpe — wow, ¿eras gordo o quieres ser el santa Claus moderno? — búrlate de mi polera roja no más.
-No, de hecho, toda mi ropa es así. — me sonrojé, sólo un poco, muy poquito… harto, ya, sí, fue mucho. — Y que conste. No soy gay. Sólo… fue porque creí que eras una chica.
-Gay…
-Que no.
-Que sí — levantó la mirada hasta dar con mía, y nuevamente ese escalofrío gilipollas apareció — ¿Qué tienes? — dio un paso hasta mí.
-Nada. — Mentí.
-Oh, ya sé. Eres gay y… lo que te pasa es por esto… — se acercó… demasiado, y cuando digo ‘demasiado’ es: Casi sobre mí.
-¿Qué…? — Tartamudeé — ¿Qué haces?
-Nada… nada — con un dedo delineo mi desnudo pecho, el contacto me estremeció, me sonrojé y está demás decir que él lo notó.
-¿Algún… problema…?
-¡No! — me apresuré a contestar, soy un idiota. Se me notaba a kilómetros lo nervioso que estaba. Arqueó una ceja y esbozó una sonrisa traviesa. Cruzó su brazo atrapando mi cuello y casi posando sus labios contra los míos dijo con un tono sensorial.
-¿Te gusta? ¿eh? — tragué duro, comencé a sudar a chorros, jugueteaba con mis manos. Sorpresivamente se apoderó de mi oreja con sus dientes. Casi, casi… solté un gemido, para llegar a mi oído debió antes poner una rodilla presionando levemente mi pelvis para mantener el equilibrio.


-Uh, ¿la niña quería más? — se burló cuando abrí los ojos y lo vi parado frente a mí.
-¿De qué hablas? — traté de excusarme… de algo convincente, no puedo mentir mirando a los ojos por lo que desvié la mirada… pero algo en él me impulsaba, me forzaba masoquistamente a observarlo, su expresión seria, un ángel. — tengo novia. — dije cuando logré mirar el escritorio.
-Ah ¿sí?
-Sí — dije feliz y emocionado por encontrar un escudo.
-¿Cuál es su nombre? — volví a mirar el escritorio y vi la plantilla de un rosa en llamas.
-Rose… Rosette. Es francesa y se vino a vivir a Magdeburgo, me fui por un tiempo a Frankfurt y ahora nos veríamos de nuevo. — sonreí victorioso.
-Te propongo un trato.
-Dime.
-Si tú me presentas a tu novia “Rose” le puedo llamar Rose ¿verdad?
-Sí, claro.
-Ok, si la traes y me la presentas mañana, te hago el piercing gratis, si no… significa que eres gay y me tenías ganas. No puedes decir que no — sonrió vil cruzándose de brazos.
-Vale — respondí nervioso, me veía en aprietos, tuve novias aquí en Magdeburgo, pero a todas las corte feo, ninguna quiere verme… excepto Ámber… pero no recuerdo donde carajo vive.
-Genial, mañana a cualquier hora.
-¿Estás todo el día aquí? — caminé y me senté sobre el viejo “piso”.
-La puerta gris… da a mi comedor jajá. Estás en mi casa… ¿Cómo te llamas?
-Jajá, conversamos todo el tiempo y aun no me presenté.
-No necesitas una presentación para hacerte un piercing. — respondió argumentando.
-Tienes razón. De cualquier forma, me llamo Thomas, dime Tom.
-Me llamo William, llámame Bill.
-William…
-¿Mmm? — Ese nombre, yo… tuve un gemelo, llamado William, según mis padres él… murió a los días de nacer.

.::Flashback::.

-¿Cómo doblaron esa foto mami?, dime — sonreí de oreja a oreja.
-No está… doblada cariño. — Mmm, algo no está bien, la voz de mamá suena raro. — Es tu hermanito.
-¿Hermanito? — ella asintió cubriendo su boca — ¿En dónde está el ahora mami? — pregunté mirando la fotografía.
-En un… lugar mejor.
-¿Dónde es eso? — dije sin entender, ¿qué mejor que nuestra casa? Con Gordon y mamá.
-En… umh, ¿cómo explicárselo a un niño travieso como tú? — acarició mi mejilla con una sonrisa parecida a las luces de navidad, Feliz-triste, Feliz-triste, Rojo-azul, Rojo-azul. — Él, cuando ustedes nacieron, yo… no tenía muchas fuerzas para los dos y Billy… no nació con un pequeño problema, y umh, el no podía tomar pecho. Entonces él prefirió ir al cielo, y jugar con los angelitos.
-¿Era como yo?
-Igualito… — rozó sus pómulos con la palma de su temblorosa mano.
-Pero yo era más lindo — salté riendo.
-Sí mi amor, tu eras… eres más lindo. — me abrazó, olía a mamá. De pronto Gordon entró y al verlo me sacó de allí, la abrazó y le dio muchos besitos, le decía: Simone escucha, el está bien, donde quiera que este. Y mamá lloraba, luego bajé a buscar papas fritas.

.::Fin del flashback::.

-¡Tom!
-¿Ah? — pegué un salto.
-Ok, amh, vuelve mañana ¿sí? Con Rosette, tal vez venga MI novia jajá.
Dio media vuelta dándome la espalda y caminó moviendo su perfecto culo hasta la puerta, de pronto reaccioné, no tenía novia, no conocía a nadie, tenía que ordenar mis cosas y no tendría tiempo para encontrar y convencer a una chica de hacerse pasar por algo mío para convencer a un tatuador ‘gay’ de que es mi novia y… ¡carajo!

Por Bill:

Carajo… Algo había en ese tipo que… ui, me elevaba a 1000. No sólo su ropa de viejo pascuero, sino su forma de hablar, sus ideas… como la del piercing en el pezón. Cuando se ponía nervioso.
No soy gay, pero él era… como mi excepción; soy de mente abierta, si siento que me gusta no me niego, me gusta, ¡mierda! Le quiero dar de lo bueno.

Por Tom:

Corrí tras él, lo sujete de la cintura, dándole un media vuelta antes de que cruzara el umbral de la puerta, lo miré detenidamente. Es tan… perfecto, me lancé encima y lo besé, tierno y apasionado a la vez, una dosis perfecta a cariño y lujuria. Acariciaba su cabello mientras profundizaba el beso. Él posó sus ansiosas manos en mi cadera, bajándolas poco a poco, así llegamos a su habitación. Sentía que la ropa me pesaba, me inmovilizaba, comencé a sacarme todo, él hizo lo mismo comenzando por sus botas hasta quedar en bóxers, yo ya tenía la mitad del trabajo hecho.
Nos besábamos. Hambrientos, golosos, deseando cada vez más. Esto, esto no era normal en mí, soy hétero, o al menos eso creía, pero él, me volvía loco, creo que me gustaba mucho, fue como un ‘amor a primera vista’.

Cuando vi a su ‘amiguito’ inmediatamente pensé ‘¿Cómo era que eso cabía en su pantalón?’ Y luego la duda, ¿qué mierda hago ahora? Digo; paso uno, desvestirse; paso dos, condón; paso tres, la metes… en el coño. ¿Dónde mierda hay un manual de instrucciones, jamás los leo, ya aprendí la lección. Quizás… en un manual de un celular dijera como hacérselo a un hombre.

Luego una idea se asomó en mi desolada mente, tenía que dilatarle el culo ¿Cómo? Vamos Bill, necesito una zanahoria. Emh.
-¿Estás bien?
-¡Una zanahoria!
-Supongo que en la cocina ¿por qué la pregunta?
-¿Qué?
-¿Ah?
-Lo siento.
-Ya no importa. — se acercó y me besó dulcemente, luego mordió mi labio inferior arrastrándolo consigo, le seguí el beso hasta que sentí que se me ganó encima. — no sé si esto sea buena idea… pero… — y se sentó en mi masculinidad, abrí los ojos como plato, un grito de dolor y agonía salió ronco desde su garganta. Supongo que lo partí en dos. — Puta madre… ¡Duele como la puta madre!

De a poco comenzó a relajarse, debió ser porque ya estaba más dilatado, se movió de un lado a otro despacio, sin ningún apuro. Sólo lo observaba, sus ojos cerrados, su delicada boca entre abierta, sus finas cejas fruncidas… Y la sensación era distinta, era más ‘apretado’ por así decirlo, incluso más tibio, ¿o sería que él estaba más calientes que las otras chicas?... Entonces comenzó a moverse arriba y abajo.
-¿Listo Billy?
-Listo Tomy. — No me aguanté y le di una fuerte embestida, un gemido de placer dio justo en mi oído, estremeciéndome, ahora esos maravillosos ojos me miraban de otra forma.

Cambiamos la posición, Billy estaba apoyado en el respaldo de la cama mientras lo penetraba por detrás. Estábamos sudando a chorros, gritábamos, verdaderos animales en celo.
-Me… — logró gesticular el tatuador antes de echar el cuello atrás y arquear la espalda por enésima vez. — Me vengo Tomy.
-Yo también — informé entre jadeos. Con una mano lo abrazaba y con la otra lo masturbaba, hasta que dio un grito final y eyaculó en mi mano cayendo sobre mí. Yo hice lo mismo y quedamos recostados. — ¿Te gusto? — sólo relamió sus labios y me observó con deseo.
-¿Tú qué crees?
-Que sí.
-¡No puedo creerlo! Siempre lo sospeché pero jamás creí que de verdad… ¡puto barato! — gritó una chica desde el umbral de la puerta, la cerró de un portazo y Bill bajó la mirada triste.
-¿Quién…? ¿Tu novia? — pregunté más que asombrado.
-Sí. Con ella compartí todo, llevábamos más de cinco años pero… no importa, después de todo ella me engañaba.
-¿Y por qué no la dejaste?
-Era la única persona que tenía… que tengo.
-Me tienes a mí. — sonreí tratando de animarlo.
-Eres de Frankfurt ahora, tendrás que volver — dijo melancólico, se levantó y fue a mirar como su nueva ex-novia se iba. Bajé la mirada y cuando la levanté, esos ojos que antes vi impregnados, rebalsados de lujuria y deseo ahora desbordaban lágrimas de tristeza.
-Yo… Billy no quise que… — lo abrasé simplemente, no supe que más hacer por él, estaba en lo cierto, yo volvería a mi ciudad en una semana. Mi padre me mataría si se entera que me quedo acá por un chico que conocí al bajar del bus. Pero… siento que, realmente él será… es algo importante de mí. — Bill…
-Dime — susurró con la voz quebrada.
-Me quedaré contigo, papá jamás me encontrará, mamá tampoco, podremos ser felices los dos — acaricié su rostro, ambos llorábamos, sus ojitos brillaron con esa especial luz de esperanza y amor, se abalanzó sobre mí y me besó alegre.
-Gracias Tomy.
-Desde ahora seré: Tu pareja, tu familia, tus amigos y hasta tu mascota. — sonreí.
-Si tengo mascota, así que no tendrás que andar en cuatro patas por toda la casa — se burló y luego silbó fuerte, unos pasos ¿pasos? Pisotones se oyeron y un lagarto… era como una iguana de dos metros, apareció en la puerta y de un saltó estaba entre nosotros. — Georg, escucha: Él es Tomy, es la nueva Alice, se quedará con nosotros ¿no te molesta?
-Wow espera — dije moviendo las manos de un lado para otro. — ¿si Georg dice que sí le molesta me largo? — abrí la boca sorprendido e indignado, ¿me dejaría por un lagarto?
-Depende jajá — dijo en broma, el lagarto me miró, me olfateó y se fue. — Georg es un perezoso, duerme todo el día echado al sol, come bichos, pájaros y si tiene suerte… gatos, una vez lo pillé engullendo un perro. — Suspiró — era de mi vecino.
-Que duro para tu vecino.
-Duro para mí, tuve que pagarle el dálmata, saqué el dinero de mi cerdito — sonrió apuntando un cochinito de plástico sobre unas cajas. Luego me quedó la duda y me levanté a ver que había dentro de las cajas. — ¿Qué buscas Tomy?
-Mmm… no lo sé — de pronto vi una sonaja. — ¿Qué es… esto?
-Oh, es de cuando era un bebé, lo enviaron conmigo al orfanato y lo conservé — se acercó y tomó la caja, la dio vuelta vaciando todo su contenido al piso. Yo miraba la sonaja, me parecía conocida, ¡y es que tenía una igualita a esa! — Lo que aun no sé es porque dice Tom Si me llamó Bill.

.::Flashback::.
-Mami — la regañé mostrando mi juguete favorito. — ¿por qué coño…?
-¿Qué dijiste? — me regañó ella a mi por mis malas palabras.
-Perdón, ¿por qué mi sonajera dice Bill?
-Por qué era de tu hermanito y las cambiaron cuando se lo… cuando se fue al cielo — me sonrió llevándose mi compañero de infancia a una caja — Y esto se va al sótano.
.::Fin del flashback::.

-No puede ser… — susurré buscando más pruebas entre todos los papeles del piso: William Kaulitz Trümper, nacido el primero de septiembre de 1989. — No.
-¿Qué tienes? — Lo miré incrédulo y vi una fotografía en su mano. Se la arrebaté e indudablemente era yo, tengo esa misma fotografía en mi billetera.
-¿Recuerdas que hace un rato dije que sería tu familia?




Fin.



Ñeeee :3 Espero que les haya gustado, hice mi mayoooor esfuerzo, es mi primera historia de twc así que... no es la mejor [O eso supongo, claro que es baqán] Algo así es esa pinche voz CULERA que está en mi cabeza, es como mi otro yo, egocentrica por sobre todo y me critica cualquier cosa que haga. Bueno hermosas les dejo para que comenten, Chai.

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