Capítulo 28

Les iba a subir el otro día y no pude, estuve sin internet por lo que no pude subir NADA, pero escribí varios capítulos, ahora estoy terminando con las semanas de pruebas, tengo física e ingles está semana, pero igual intentaré subirles algo.



-¿Qué?
-Que ahora haré de las mías — frotó sus manos simulando maldad.
-¿Crees que podrás? Billy — sonreíste coqueta.
-Claro que sí, digo, soy el mejor. Evidentemente puedo. —Rió triunfante.
-Bill — dijiste a modo de regaño y tomaste su cara entre ambas manos — te estás pareciendo a Tom — soltaste seria.
-¿Qué? pff no es cierto, yo… no te haré nada, era sólo una bromita — recogió el jabón y lo puso en tu mano — sólo nos ducharemos, nada más… — luego susurró — quizás después…
-Atrévete — levantaste una ceja desafiante apuntándolo con la barra de glicerina humectante.
-Me atrevo — dijo levantándote, anudaste tus piernas más abajo de sus caderas mientras él te penetró lentamente, gemías de placer y dolor ya que aun no te acostumbrabas a la sensación, Bill iba muy lento, susurrando en tu oído lo mucho que te quería, te estremecías al contacto de sus labios en el lóbulo de tu oreja, presionaste tu labio sonriente y arqueaste la espalda soltando un jadeo cuando su sexo entró de una estocada hasta el fondo de tu feminidad. Luego, mientras sentías mil emociones y sensaciones distintas, algunas casi nuevas… escuchaste una oración de te hizo saltar y alejarte del vocal — Me voy a correr — dijo Bill entre gemidos, cuando abrió los ojos tú estabas frente a él, con una expresión seria pintada en el rostro. El miembro de Bill seguía tan erecto como antes y en un abrir y cerrar de ojos su gen estaba en tu abdomen, intentaste no abrir los ojos ni la boca por la sorpresa y un poco de indignación, para no abochornarlo, pero era tarde y el pelinegro estaba tan rojo como un tomate y muy quieto presionando los brazos la torso; te moviste para alcanzar el agua y lavarte nuevamente.
Bill no habló hasta calmarse un poco, sus latidos se escuchaban como el galopar de un caballo salvaje revotando en las paredes de cerámico, fusionándose con el ruido del agua y sus menos concurridos jadeos.
Se acercó lentamente a ti y alcanzó tu rostro entre el vapor.
-¿Qué te pasó, amor? — Negaste con la cabeza y sonreíste, al parecer tu reacción lo preocupo más de lo que debería. Le explicaste que si harían el amor debían siempre usar protección, soltó un suspiro de alivio al saber que sólo era eso. Te pidió disculpas por dejarse llevar, cerraron la llave del agua, ataste una toalla pasándola bajo tus axilas y salieron del baño a vestirse.

-Realmente lo siento — dijo Bill aun con el calor adherido a las mejillas mientras echado de espaldas en la cama subía sus apretados pantalones.
-No te preocupes, sólo debemos ser más cuidadosos, y… estás sacando el lado de gemelo maligno ¿o qué? — alzaste una ceja molestándolo.
-¿Qué? No tengo que… espera, ¿por qué piensas tanto en Tom? ¿eh? ¿Será que te gusta?
-¿Cómo sabes? — sonreíste sagaz y él dejó caer la mandíbula indignado.
-¿Qué escuché? ¿Te gusta Tom? — se cruzó de brazos riendo.
-Mmm… — moviste la cabeza de lado a lado entrecerrando los ojos — es lindo. — finalizaste encogiéndote de hombros.
-¡Somos iguales!
-Pero él tiene más estilo.
-¿Me llamaste anticuado? — sonrió calzando sus botas.
-Sí, ¿Algún problema? — te acercaste quedando sobre él seductoramente.
-Mira quién habla de ser como Tom — rodeo los ojos el vocalista.
-Me tientas — mordiste tu labio separándote de un empujón. — y Tom es un sexópata, cuando se cure tal vez podríamos… na — negaste satisfecha. — te tengo a ti. — sonreíste tierna.
-Te amo — te besó lentamente acariciando tu mejilla, cuando Georg abrió la puerta avisando que debían irse ya, ustedes le reclamaron más privacidad y se levantaron para ordenar un poco la habitación. Luego subieron al taxi y partieron a tomar el avión que David ya les había reservado. Esperaron tranquilos, pasaron las maletas, y los chicos llenaron la corta solicitud de vuelo, Fran y tú se despidieron muy tristes pero no llorando, ya que los verían casi en un mes, los vieron abordar y luego se fueron de vuelta a la casa de Fran.
Tu madre te llamo mientras comían gmerengue con café y melón, bueno, sólo Fran comía ya que te daba mala pasada juntar café con merengue y plantarlo sobre un melón tuna. Tu mamá habló contigo para que volvieras, y sólo habían pasado tres días desde que te fuiste, mencionó una pelea con tu padre, pero no le diste mucha importancia a nada que tuviera relación con el hombre que te dejó sin hogar por un estúpido capricho. Hablaste con Fran buscando un consejo, si regresar o no, y su respuesta fue sacarte a empujones de su casa y arrastrarte a la tuya.

-Hija… — susurró tu madre casi inaudible al verte cruzando la gran puerta de roble nueva que habían instalado mientras estuviste afuera en Los Ángeles. Te abrazó como si volvieras de las tinieblas de la muerte y lloró desconsolada cuando pensó que te irías con el “chico ese del maquillaje” para siempre. Luego de eso casi todo siguió normal, te juntabas con tus amigos y te enviabas mensajes con Bill y ya que a veces no podían hablar por celular gracias a las largas distancias que los separaban. Tu madre y tu mejoraron mucho su relación, eran casi como mejores amigas, y con respecto a tu padre, casi no cruzaban palabras, sólo para discutir o para un “hola” forzado por la gran sonrisa ilusionada de tu madre, al pensar que con cada palabra y frase comenzarían llevarse mejor, pero en todo el tiempo jamás sucedió.

Un día estabas en clase de álgebra cuando sentiste vibrar tu celular, un mensaje. Sonreíste y observaste que hacía la profesora, leer, sin más rodeos presionaste teclas.
Leer
Ahora puedes contratar la nueva bolsa de mensajes con 50 SMS Y 30 MMS llamando al…
Opciones - Borrar - Sí
Desilusionada al saber que la historia creada en tu mente en dos segundos era mentira, levantaste la cabeza y la maestra tenía la vista clavada en ti.
-¿Qué tiene debajo de la mesa?
-Nada — sonreíste y ocultaste el teléfono bajo la palma de tu mano. — ella bajo la cabeza y siguió leyendo mientras el resto de tus compañeros y compañeras terminaban una tarea que tú ni siquiera habías anotado. — Hey, pancho — susurraste a tu mejor amigo de la clase, que provechosamente se sentaba junto a ti — necesito un favor…


-¡Aahhgg! Ohhh — bramó adolorido el rubio, y mientras la profesora revisaba que Pancho estuviera bien, tú a gatas, ibas mirando a tu alrededor veloz por el pasillo de tu salón, miraste a ambos lados y cruzaste la puerta, te levantaste y diste un último vistazo al salón conmovido por el dolor fingido de tu compañero.
Corriste en puntillas hasta el baño y cerraste tu puerta con cerrojo, sacaste el celular y llamaste a Bill…
.::Conexión Telefónica::.
-Hola amor — se oyó feliz del otro lado del teléfono.
-Hola Billy — sonreíste emocionada.
-Lo siento tanto, no pude contestarte en mucho tiempo, siempre cuando me llamabas estaba en práctica, o a veces en concierto — un suspiro te hizo sonreír.
-Disculpa aceptada. Y dime, ¿Cuándo estarán acá? — interrogaste cruzando ambas piernas con una sonrisa de enamorada en el perfil.
-¿No se te ha ocurrido revisar en internet?
-Fíjate que no — sonreíste.
Y así siguieron conversando, te contó que llegaría en días, aun que tu no habías visto ni carteles ni nada por el estilo, tal vez no te diste cuenta, el hecho era que con la noticia estuviste feliz todo el día, ni siquiera te alarmaste cuando tu amigo te regañó por el engaño.
-No sabes cuánto rato la vieja de álgebra me manoseó todo el cuerpo… Aun me siento sucio — se quejó asqueado luego de terminar las clases.
-Para eso están los amigos ¿no?
-Claro, para dejarse manosear por ancianas pedófilas — te miro fulminante.
-De hecho… sí — le sonreíste dándole un tierno abrazo al que respondió en menos de un segundo bajando las manos a tus caderas — ya, para. — te soltaste y viste el gran puchero esbozado en su cara.
-Yo quería el besito ya — dijo simulando voz de infante.
-Quédate con las ganas, si mi novio te viera estaría horriblemente celoso del abrazo, y no te voy a besar — dijiste acomodando tu mochila al hombro.
-Y… cuando conoceré a mi competencia ¿eh?
-Tarado. — reíste. — En días. — respondiste emocionada aun.
-Salió ¿o qué?
-Es alemán, pero vive en estados unidos.
-Ella… a la que le gustan los rubios — apuntó burlándose.
-Él y su hermano se tiñen negro, no me gustan mucho los rubios…
-Con razón — dijo lamentándose. — Oye — reaccionó rápido — Hoy día tenemos carrete, ¿vas?
-Claro… ¿libre? ¿o con invitados seleccionados de la más pura calidad?
-Bat obiusli not — respondió con la voz distorsionada — para todos los mendigos y borrachos. — finalizó guiñándote el ojo derecho.
-Entonces le aviso a Fran y a Fede — sonreíste nuevamente — adiós — e hiciste señas con la mano mientras corrías a tu casa.


Lo dejé un poco más largo, al fin tuve tiempo de escribir, lo único malo, hoy es 9 de marzo, y no sé cuando pueda subirlo, puesto que por problemas con la empresa mis papás sacaron el internet.


Ok nenas hay les dejo el capi, con mucho amor QQ Para mis lectoras que supongo quieren matarme. Les dijo ahora que no estudié francés por dejarles el capi y tengo examen mañana :B Pero quedo tranquila de un rojo el francés y un capi para mis niñas xDD Lo que hace el internet no pagado :B
P.s.: Lo último fue escrito todo el 9 de marzo, de ahí que podía usar el pc, pero ya habían sacado el intenet -.-‘