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domingo, 5 de junio de 2011

Capítulo 32

Te dejó ir para correr tras bambalinas cuando las luces se apagaron.

Tras bambalinas, Music Arena:

-¡Estuvo grandioso! — gritó entre risas de alegría el pelinegro.

-Lo más genial, excepto por Georg. — dijo el guitarrista fulminando con la mirada, pero luego soltó una carcajada y apoyo su mano derecha por sobre el hombro de este. — ¿A qué saliste?

-A comer. — Respondió desinteresado el castaño bebiendo un sorbo de uno de los vasos con limonada fresca

-Oye pequeña. — Miraste a Bill mientras él acariciaba tu cabello enroscándolo en sus dedos con la mirada perdida. — ¿Por qué no llamas a las chicas que vengan un rato?, luego llegarán algunas fans que ganaron concursos y sería mejor que nos acompañaran antes de ir al hotel.

-Claro, las llamaré. — Aseguraste marcando al celular de Devon.

_Conexión telefónica_

-Holi (Tu apodo) ¿Estás con Bill?

-Hola, estoy bien, — fingiste escuchar las preguntas que debió haber hecho — sí, también creo que el concierto estuvo genial, ¿Bill? Amh, está acá, ¿por qué?

-Já, ¿Cómo estás? — Se escuchaba algo abochornada.

-Eso no importa.

-Pero me acabas de decir que…

-Ahora deben venir tras bambalinas, hablamos con los de seguridad y tienen acceso, apúrense antes que lleguen otras chicas.

-¿Quiénes? ¿Cuáles otras?

-Sólo vengan.

_Fin de la conexión telefónica_

30 minutos después.

-Es acá. — dijo una morena emocionada cuando entraba por el espacio de dos grandes puertas abiertas de par en par. — No puedo creerlo. — Agregó casi inaudible con ambas manos sobre sus marcados labios, y se abstuvo de brincar de la emoción — ¡Es Georg!

-Hola. — Sonrió amigable el bajista que la oyó a su espalda.

-Y este de acá es Bill. — Lloraba una rubia de melena. — Te amo, te amo. — repetía una y otra vez descontrolada, mientras Bill sonreía falsamente aguantando la cara de extrañeza que cualquier persona expresaría al ver frente a él una paranoica.

-Eres una histérica Linda. — regañaron a la de melena, una rubia con el cabello largo, notoriamente teñido y alisado, tacos muy altos y una mini-mini falda. Con vista de águila buscó a quien sería su presa del día y se acercó provocativa. — Hola Tom. — Saludo al de trenzas con un tono sensual abierto.

-Hola guapa. — le respondió seductor, con esa sonrisa pícara que lo define, posicionó una mano en su cintura y le plantó un beso en la mejilla. Esta se acercó dando con su oído.

-¿Estás muy cansado? — le susurró alejándose quedando frente a él, este no tardo en notar el juego y tomo los dados.

-¿Cómo para qué? — alzó una ceja mientras jugaba con su piercing.

-Oh, no lo sé. — Comentó con la mirada en el piso mientras con la yema de los dedos acariciaba el hombro de Tom por debajo de la polera. — Podemos pasear por el hotel un rato. Ya sabes. — Le guiñó el ojo con una sonrisa que haría estremecer a cualquier hombre hétero. Tú, que habías visto la escenita de lejos, reíste por la facilidad de algunas chicas.

-Starfuckers… — suspiraste recostándote a los largo sobre un sofá, la cabeza y las piernas sobre ambos extremos, miraste por la ventana cerrada, sólo se divisaban edificios, carteles, luces; El horizonte oculto entre el cemento, y podías admirar una menos importante parte del cielo. Miraste hacia el techo, y sentiste unos ojos clavados sobre ti, de lado observaste a tu alrededor, un chico de quizás 20 años estaba sentado, lucía sencillo, parco, y en su mirada fácilmente encontrabas tristeza. Una sonrisa se esbozó en su cara, notó que lo veías, se acercó a una distancia social y dejó ver una expresión pensativa y gustosa.

-¿Qué se siente ser novia de Billy? — interrogó con cierta ilusión en sus ojos, pero no respondiste, seguías buscando las palabras que alcanzaran a ese sentimiento, el comprendió y aguardó, de pronto unos labios familiares se posaron sobre los tuyos, con el torso por sobre el respaldo del sillón, te envolvió en sus finos brazo para luego separarse y continuar con su camino.

-Así se siente. — Respondiste sonriente mientras veías la espalda del vocal alejarse, el chico se veía alegre, era contagioso, la forma en que sus ojos se achinaban cuando reía, su nariz quedaba arrugada en el puente y tan sólo una margarita florecía en su moflete izquierdo mientras inclinaba la cabeza hacia atrás. — ¿Cómo te llamas?

-Erick, ¿Y tú? Tienes un aire a Megan Fox. — Con una mano simulaste frenar la risa en tu garganta, haciendo un gracioso sonido nasal, pero estallaste en carcajadas junto con tu nuevo amigo. — No bromeo. — Afirmó serio, luego cambió su mirada y continuaron riendo.

Conversaron alrededor de 20 minutos, rieron, gritaron, pelearon, poco más y ambos terminan sin dientes. Pero básicamente fue el tiempo que demoraron las chicas en llegar.

-¿Cuánto más pensaban tardar? — le gritaste a Fran cuando la viste a lo lejos traspasando las dos puertas semis-metálicas. Entró sin entender mucho, seguramente la castaña creyó que habrían muchas más personas, pero sólo estaban los chicos -exceptuando a Tom que se fue con la chica de cabellera larga y maltratada- tú y Erick, al cual deberían haber sacado de no ser porque se lo pediste a Bill, y claro, porque era Gay. Francesca se acercó saludando a todos, se sentó sobre tu regazo y se estiró -aun sobre ti- en el sillón

-Lo siento, pasé a tomar un cafecito y comer un trozo de torta con galletas en el camino. — sonrió burlona y te abrazó entre risas. — Era de chocolate, luego me acordé de que existes y vinimos.

-¿Vinimos? ¿Suena a manada? Pero no veo a las chicas. — Buscabas extrañada e intentabas ver el pasillo.

-Vienen en camino, se demoraron mucho con el café, ya sabes como son. — Giró los ojos y se percató de que Erick estaba mirándola extrañado, sin darle importancia exclamó ‘Uh, nueces, yumi’ Y sacó un puñado, luego de comer más de la mitad del plato con nueces levantó la mirada y con la boca llena dijo: Lo siento, ¿También querías nueces?

-¿Es tu mejor amiga? — Señaló Erick con una mueca de asco cuando Fran masticaba y restos de nueces caían por su barbilla, sonreíste y miraste a Fran, le alejaste el plato, el rubio aun estaba viéndola como un bicho raro, reíste y la miraste nuevamente, seguía como un bebé sobre tus piernas comiendo frutos secos, ahora de muchos platos distintos.

-Sí, junto con…

-¡Hola! — Un sonoro saludo a coro se escuchó alegre en la puerta y todos dirigieron sus miradas, entraron situándose a tu alrededor, Bill, Georg y Gustav se acercaron al círculo.

-¡Amor! — Gritó Georg con su corazón saliéndose de su pecho, y se lanzó contra Fran, por tanto quedaste atrapada, alguien te abrazó por la espalda y baboseo tu mejilla con un ruidoso y mojado beso.

-¡Pancho! — Lo abrazaste cariñosa mientras Bill presionaba su lata de gaseosa cuando fingía escuchar al batería, repitiendo reiteradas veces en su mente: ‘Sólo son amigos, sólo amigos, ¡hijo de…! sólo amigos’. Cuando se auto-calmaba una chica de cabello oscuro liso pero voluminoso lo veía embobada e incrédula, el vocal no le dio importancia y continuó su discusión con Gustav, entonces escuchó un grito estruendoso, y al darse la vuelta vio a la chica tirada inconsciente en el piso flotante, se corrió unos pasos algo asustado. Te diste la vuelta y viste la cara de asombro de Bill. — ¿Qué paso?

-Así no más, pum. — Exclamó alzando los brazos, luego los pegó a su torso. — Y cayó.

Tú continuabas conversando con Pancho y Erick, y al otro lado del salón se encontraban los llamados ‘gemelos Listing’

-¡Hermano! — Gritó Nicole abrazándolo, luego levantó la cabeza y la ladeo un poco, frunció el ceño. — ¿A qué corriste en el espectáculo?

-A comer. — Se apresuró a decir, pero Nicole entre tos fingida dijo ‘a cagar’. — No es cierto.

-Sí lo es — La castaña se lo restregaba en la cara mientras Camila los miraba divertida, Georg sólo frunció el ceño cabreado cuando maldecía por lo bajo.

-Así que a eso fuiste. — sonrió burlón el vocalista, caminó despacio hasta la mesa con bocadillos, tomó otra lata de coca-cola, y tranquilamente quitó el ‘sello’, un típico sonido de gas hacía sudar a Georg, ya sabía que se venía. — ¡Georg fue a cagar en medio del concierto! — Gritó Bill levantando ambos brazos, y una carcajada a coro terminó de abochornar al bajista. — A todos nos ha pasado. — Lo calmó en un susurró, luego mientras Georg lo miraba esperanzado cambió su expresión a duda, sonrió. — No es así, mentía, sólo a ti. — Y siguió riendo con la lata en la mano.

-Ya me las pagará. — Amenazó el castaño al aire y al darse media vuelta se echó en los brazos de Francesca.

Otro fuerte gritó, todos voltearon donde la chica que se no logró levantarse del piso cuando volvió a caer.

-¿Estará así todo el puto rato? — interrogo Bill cabreado. — Terminaré sordo. — Musitó para luego dar otro sorbo de su bebida y acercarse a ti, se agacho entre el rubio (Pancho) y tú. — ¿Se divierten? — Preguntó con su mejor sonrisa, claro, la mejor que pudo poner en ese momento.

-Bastante… Pancho, no era oficial, así que. — Te aclaraste la garganta, te paraste acomodando bien tu ropa, palmoteaste tus pantalones para quitarle alguna pelusa traviesa que hubiera quedado, y señalaste a Pancho diciendo: — Pancho, él es Bill — Apuntaste al pelinegro, ambos te miraban extrañados, pero sin decir palabra. — Bill, el es mi mejor amigo Pancho.

-Tengo una duda, ¿por qué la… cosa…? ya sabes. — Dijo Pancho sin saber la palabra ‘presentación’. — Oh. — Exclamó entendiendo con aires de superioridad. — Con que tú muchacho, eres William. — Bill cambió la cara deseando que alguien llegara y le explicara con manzanitas que se traían su novia y el chico rubio.

-Sí… ¿por qué… me… miras así? — Respondió al fin serio observando a Pancho, este caminaba alrededor del vocal, con un brazo y mano tras la espalda y con la mano sobrante simulando acariciar un bigote imaginario.

-Sí. — Fue su única respuesta, se sentó e introdujo la mano en un plato. — Mierda, estoy seguro de que cuando llegue ahí habían unas nueces. — maldijo con ambos brazos cruzados.

-Oh lo siento. — Dijo Francesca comiendo donas, con toda la comisura del labio manchada de migas y jalea.

-Pancho — Llamaste su atención emocionada. — ¿En serio?

-Sí. — Respondió seguro, Bill aun tenía el ceño fruncido y los labios entreabiertos. Te lanzaste a los brazos del pelinegro y lo besaste de gusto. Cuando rompieron el beso la cara de Bill expresaba aun más confusión, pidiendo una respuesta lógica.

-Te aprobó como un padre lo haría. — Dijiste soltando al vocal y abrazando al rubio. Quedando un silencio y todos voltearon a ver el abrazo.

-Estaba delirando, creí ver a Bill Kaulitz y a Gustav… y… — Miró a su alrededor Jasmín. Entonces vio a los chicos y a las demás, vocifero un ‘mierda’ y cayó desmayada por tercera vez. Pancho la miraba estático, creyendo que había muerto de un paro cardiaco.

-¿Hará eso hasta que despierte y no nos vea? — preguntó algo alterado e incrédulo el pelinegro, moviéndola con la punta de sus negras botas de marca.

-Es la primera vez que te ve. — Dijo Luciana, a quien miraste molesta ya que tú no la invitaste, lo más probable era que Federica le hubiese dicho. Bill se rió y levantó la mirada, viendo a Luciana, casi pega un brinco del susto, todos reían hasta que Bill se detuvo, en la entrada estaba Devon apoyada en la marquesa de la puerta, con la vista inmóvil en él, este tragó grueso y continuó riendo, forzado.

Mientras esperaban a que Jasmín despertara, continuaron conversando, Fede con Gustav, Georg, Fran y Nicole en otra esquina, Bill, Pancho y tú en los sillones y Luciana se paró al lado de Fede, quien la sacó al instante para quedar a solas con el apuesto baterista. Devon seguía en la puerta, hasta que camino y se sentó al lado de Jasmín en posición India.

-Ok muchachos, salgan por la puerta que da al estacionamiento y suban a la van. — Ordenó David, quien al terminar cerró de un portazo y continuó caminando.

-¿Qué hacemos con la Bella Durmiente?

-Cargarla a la van, no podemos dejarla tirada.

-¿O sí? — Preguntó Federica retóricamente, mientras Gustav reía.

-No. — Dijo tímida la rubia (Devon) — Yo ayudo a cargarla. — Dijo tomando a la mujer inconsciente de un pie y arrastrándola por el piso, dejándola llena de trozos de comida chatarra.

-Bill — Dijo entre balbuceos la desmayada. — ¿eres tú, bebé?

-No, tu mamá. — Dijo Devon enojada, tirándola por el pasillo, el vocal se acercó y esta lo reconoció al instante.

-¿Puedo… tocar… tu pelo?

-No. — Respondió Bill aun asustado, Jasmín hizo una mueca de desilusión y se dejó ser cargada hasta la salida, tarea nada sencilla ya que Jasmín no tenía exactamente una cinturita de modelo -tampoco era una cerda-.



Lo siento, pero estuve llena de pruebas, esta semana ya tengo 3, pero son las últimas que quedaron. Espero que les haya gustado ^^

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